2# menudo el circo que tienen aquí montado
Instrucciones sobre cómo informar de que eres parte del problema sin decir que eres parte del problema
Esto es precisamente a lo que me refiero: era una mañana de safari en el Masai Mara, Kenia, cuando nada más entrar en el parque vislumbramos a un leopardo que, iluminado por la luz anaranjada del amanecer, empezó a descender por el tronco de una acacia con una actitud que, incluso para el menos instruido de los naturalistas, invitaba a pensar que se disponía a hacer lo que todos esperábamos que hiciera.
En apenas unos minutos se congregaron a su alrededor decenas de jeeps con el techo retirado. Aquella era sin duda una de esas noticias que se propagan con suma facilidad entre los rangers a través de sus radios. Quizás por puro entusiasmo. O quizás por compañerismo, a sabiendas que el avistamiento de un leopardo le podía sumar no pocos chelines a las propinas de sus respectivos pasajeros, máxime si el felino lograba llevarse algo a la boca. Y desde luego aquella parecía una ocasión idónea para que eso sucediera.
Al fondo de una amplia explanada, escondido entre los arbustos, pastaba un grupo de gacelas Thompson. Y, como no, el leopardo las había detectado (seguramente mucho antes que todos nosotros). Hacia allí se dirigía, primero encorvándose hasta casi rozar el suelo con el vientre, después avanzando con pasos sutilísimos, perceptibles solo para aquellos que ya sabíamos que estaba allí. Hasta que llegó un punto en el que los coches se habían acercado tanto que el depredador adoptó una nueva estrategia, desde luego insospechada: lejos de amedrentarse, el leopardo empezó a utilizar los vehículos que allí se congregaban para ocultarse de sus presas. Según avanzaba, se escondía en los laterales o a veces incluso se encogía lo justo para que su cuerpo pudiera filtrarse por debajo del chasis, casi como si fuera un soldado de infantería arrastrándose por una trinchera. Fue en ese momento cuando una de mis compañeras de viaje, con los ojos humedecidos, dijo:
— Esto no está bien. Tanta gente, aquí, persiguiendo al pobre bicho.
Y menudo circo. Y vergüenza tendría que darles. Y cosas así, decía. Y lo decía todo como si ella no estuviera allí, ocupando religiosamente su asiento en la tercera fila de un jeep perfectamente descapotable, con su cámara Nikon colgándole del cuello.